Las empresas deben tener en cuenta estos cambios en el panorama laboral, ya que les ayudarán a evolucionar sus políticas organizativas y a ofrecer una adaptación más complaciente a las preferencias de los empleados actuales.
Reducción de costes:
Contratar a alguien precipitadamente para un puesto específico puede tener un alto coste en términos de tiempo y dinero para la empresa. Un proceso de selección sólido y alineado con la estrategia organizativa de la empresa no solo minimiza este riesgo, sino que también garantiza la elección de los candidatos adecuados, evitando así la pérdida de recursos valiosos y posibles problemas futuros.
Mejora de la retención:
Los procesos de selección de éxito son meticulosos, ya que buscan candidatos con habilidades y competencias que encajen con la cultura de la empresa. Este enfoque en el ajuste cultural tiene un impacto significativo en la motivación de los empleados, haciéndoles sentir intrínsecamente valorados dentro de la organización. Esto, a su vez, les permite compartir y adoptar los valores imperantes en la empresa, aumentando la probabilidad de que permanezcan en sus puestos a largo plazo.
Posicionamiento de la empresa:
Contar con un equipo altamente cualificado y alineado con la estrategia de la empresa refuerza los procesos clave, facilitando el crecimiento del sector en el que opera la empresa.
Acabamos de explorar los beneficios de unos procesos de selección eficaces y por qué es esencial que las empresas adapten estos procesos a las nuevas generaciones de empleados que surgen cada día.
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